Los periodistas debemos ser veraces y profundos mientras transmitimos información en tiempo real a las salas de redacción. El que no se ponga las pilas y no logre ofrecer información e interpretación de los acontecimientos, mientras recaba suficientes datos para que su nota sea acompañada al día siguiente de una impactante infografía y, además, graba audio y video para la versión digital del diario está pelando.
La emergencia del periodismo ciudadano y el océano de información que circula por las redes sociales ponen en jaque a los comunicadores. Pasa en cualquier profesión y no somos la excepción. Es imprescindible mantenerse actualizado.
El dilema surge cuando los medios gastan millonadas en presentarse ante el público con una cara moderna y por dentro funcionan como bodegas. Todos los que hemos trabajado en radios, televisoras y periódicos en Venezuela sabemos el abismo que separa la imagen que proyecta el medio y las pésimas condiciones laborales que existen puertas adentro.
Hoy el colega Claudio Berrios hablaba en una asamblea de la seccional Nueva Esparta del Colegio Nacional de Periodista sobre la aprobación a nivel nacional de un tabulador de sueldos que comienza con 45 unidades tributarias como salario básico para un periodista recién graduado. Eso equivale a unos 3.420 bolívares. Me parece estupendo que al fin tengamos un tabulador. Aplaudo ese primer gran paso pero advierto que no puede estar más lejos de la realidad. Al menos no en el interior del país.
Egresé de la Universidad Central de Venezuela en 1993 y, aunque estuve por un tiempo alejada del periodismo, puedo sumar con facilidad 12 años de ejercicio profesional. Soy bilingüe. Tengo estudios en psicología y antropología, he trabajado en medios nacionales e internacionales. Pero en mi último trabajo en un diario margariteño me pagaban 1.800 bolívares, aunque entré ganando 1.200.
Una de las razones por las que me invitaron a que me fuera del periódico fue porque reprobaban mis comentarios sobre las condiciones salariales. Comentar que no es justo que las personas con mayor experiencia y responsabilidad ganen lo mismo que un novato fue considerado un exabrupto.
La crisis económica está apretando a todos los sectores y los medios están luchando por sobrevivir. En España hay 68.000 periodistas para 30.000 puestos de trabajo. Aquí no sé cuál será la estadística pero las papas están bien duras.
Pienso que hay que actualizarse, ser flexible para amoldarse a los requerimientos del mercado del trabajo pero también hay luchar por mantener la dignidad. No es posible que en un momento de necesidad me salga mejor trabajar de mujer de servicio por 150 bolívares diarios que ejercer mi profesión. Pedir veracidad, calidad e inmediatez en informaciones que serán transmitidas en medios digitales y posteriormente publicadas en medios impresos tiene un precio. Los medios que deseen seguir subsistiendo al finalizar esta década tienen que comprenderlo y dejar de ser abastos con un rediseño bonito.