Los panameños cumplieron con la promesa de sentar en una misma mesa a representantes de todos los países del continente en la VII Cumbre de las Américas que se realizó el 10 y el 11 de abril en Ciudad de Panamá. Lo que quedó en veremos es cómo repartirán un pedacito del pastel de una prosperidad económica que se desvanece a cada uno de sus 970 millones de habitantes.
El encuentro histórico entre los presidentes de Estados Unidos y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, trascendió el apretón de manos protocolar y se convirtió en un hito entre una época de distanciamientos políticos alimentados por diferencias ideológicas y la nueva era signada por el pragmatismo para rescatar los americanos, del norte y del sur, de la pobreza y la inequidad.
La prensa internacional bautizó el encuentro como “la cumbre de la reconciliación”, porque, más allá de los discursos antiestadounidenses realizados en la plenaria por algunos líderes, tras bastidores hubo un diálogo cordial, como lo confesó presidente venezolano Nicolás Maduro. Pero los violentos enfrentamientos entre los simpatizantes y disidentes de los gobiernos de Cuba y Venezuela en las calles de la Ciudad de Panamá mostraron que falta mucho para que los militantes bajen la guardia y pongan fin a la polarización.
Las otras cumbres
Los foros realizados de manera simultánea antes de la llegada de los mandatarios fueron uno de los grandes aportes de la cita continental. Los rectores universitarios, los jóvenes, los empresarios y los actores de la sociedad civil discutieron sus principales desafíos y demostraron que no son piezas pasivas en sus dinámicas nacionales.
La II Cumbre Empresarial dejó ideas valiosas sobre la mesa y negociaciones concretas entre el sector público privado. El acceso pleno a la banda ancha de Internet como una herramienta para lograr la inclusión social propuesto por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, tuvo una amplia aceptación. Siguiendo esta línea, el presidente panameño Juan Carlos Varela y el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, firmaron un acuerdo crear una red de conectividad que lleve Internet a todos los rincones del Itsmo.
El más accidentado fue el Foro de la Sociedad Civil y Actores Sociales, donde la incapacidad de los sectores oficialistas y opositores de los gobiernos de Cuba y Venezuela de sentarse a dialogarimpidieron que se llegara a un consenso en dos de las cinco mesas instaladas.
Eunice Menéndez, coordinadora de Organizaciones Negras Panameñas, manifestó que se sentía irrespetada por los venezolanos y cubanos enfrentados.“Lamentamos esta situación de violencia física y verbal porque pudiera creerse que la población civil no puede dialogar y consensuar para aportar a la democracia del continente”, dijo Menéndez.
La mejor cara de las Américas la mostraron los 400 muchachos que debatieron en el IV Foro de Jóvenes de Las Américas
La mejor cara de las Américas la mostraron los 400 muchachos que debatieron en el IV Foro de Jóvenes de Las Américas. Trabajaron duro, conciliaron sus diferencias y produjeron un documentos con una lista de recomendaciones específicas para los presidentes continentales.
La exclusión de los pueblos originarios en los actos protocolares oficiales dejó al descubierto el largo camino por recorrer para llegar a la equidad. Representantes de las comunidades indígenas de Estados Unidos, Canadá, Centro y Suramérica se congregaron durante toda la semana en la Universidad de Panamá en la denominada V Cumbre Abya Yala, pero al finalizar se les impidió el acceso a Atlapa para entregar un documento a los jefes de Estado. El presidente de Bolivia, Evo Morales, finalmente escuchó sus reclamos y recibió un pliego de peticiones.
Panameños a la altura
Panamá demostró ser un país de gente amable y hospitalaria, con la capacidad de organizar eventos de gran envergadura, como lo expresó el presidente anfitrión Juan Carlos Varela en su discurso de clausura.
Los habitantes de Ciudad de Panamá se comportaron a la altura de las circunstancias. Los vecinos de San Francisco, vecindario que alberga el Centro de Convenciones Atlapa y los hoteles donde se hospedaban las delegaciones, se adaptaron a las continuas revisiones y alcabalas realizadas por la Policía Nacional en las calles residenciales que quedaron dentro de los anillos de seguridad.
Los panameños decidieron despejar la ciudad y lavar los trapos sucios luego de la partida de los visitantes. Las playas de Coronado, ubicadas en la costa pacífica a unos 100 kilómetros de Ciudad de Panamá, estaban a reventar. Los que se quedaron prefirieron mirar los toros desde la barrera. Las calles célebres por su fuerte congestionamiento vehicular permanecieron desiertas.
Estilos presidenciales
Durante el viernes y el sábado, cada presidente dejó sentado ante el mundo sus intereses y su estilo de hacer política.
Barack Obama fue directo al grano. Realizó una visita no anunciada a la ampliación del Canal de Panamá, obra de importancia estratégica para el desarrollo comercial del Golfo de México, participó en el Foro Empresarial y aguantó con cortesía los chaparrones de agua que le lanzaron sus homólogos del bloque bolivariano para no empañar su objetivo protagónico de poner punto final a la Guerra Fría.
Juan Carlos Varela usó su experiencia en la cancillería para brillar como negociador y diplomático. Cuidó cada palabra de sus intervenciones, evitó opinar en temas polémicos como la situación de los presos políticos en Venezuela. “Las situaciones políticas de los países tienen que ser resueltos por sus pueblos por las vías democráticos”, se limitó a decir. En lo que no fue tímido fue en el apuntalamiento del crecimiento económico de su país al apadrinar la firma de un acuerdo entre la aerolínea panameña Copa y la aeronáutica Boeing por 6.600 millones de dólares para adquisición de 61 aviones.
Juan Manuel Santos también eligió la diplomacia y no sacudió la polvareda de un larga lista de recientes desavenencias con Panamá. Aprovechó el foro para dar notoriedad a los importantes avances para acabar definitivamente con el largo conflicto armado que ha desangrado a Colombia durante seis décadas. Otro aporte importante del líder colombiano fue proponer la creación de un Sistema Interamericano de Educación para elevar e igualar la calidad educativa en el continente.
Dilma Rousseff expuso los importantes avances alcanzados por Brasil para sacar a millones de brasileños de la pobreza extrema sin aires de triunfalismo, con un tono serio y firme, como expresando que no hacía caso omiso a las multitudinarias protestas que la esperaban en su regreso casa. En todos sus discursos hizo hincapié en la inclusión, la equidad y la cooperación, aunque no mencionó demasiado el tema de la transparencia que tanto demanda la sociedad brasileña.
Raúl Castro demostró un liderazgo político anclado en el siglo pasado. Su participación en la plenaria fue un largo recorrido por viejas heridas históricas, aunque colocó toda la responsabilidad del sufrimiento cubano en los 10 presidentes estadounidenses que precedieron a Obama. Pese su anacronismo, logró contener su retórica antiimperialista para cristalizar el restablecimiento de la relaciones diplomáticas con sus vecinos del norte.
Nicolás Maduro siguió al pie de la letra el guión bolivariano de romper el protocolo para llamar la atención mediática. Al bajarse del avión, le arrebató la batuta al director de la banda marcial y pretendió dirigir a los músicos, se negó a viajar como pasajero, tomó el volante del vehículo negro que le fue asignado y condujo hasta Chorrillo, la barriada más golpeada por el bombardeo militar estadounidense para derrocar al dictador Manuel Noriega en 1989.
Durante la plenaria, insistió en el tema de los caídos durante la invasión y se tomó la libertad de entregar a Varela peticiones de familiares de las víctimas. Las críticas no se hicieron esperar. La columnista Flor Mizrachi expresó “No sea tan descarado en venir a pedir justicia para unos mientras en su país no hace más que cometer injusticias contra otros. Y si va a venir a defender a los panameños, pague la deuda que tiene con la Zona Libre y con Copa primero”.
Otra peculiaridad que levantó comentarios fue la utilización de dobles semejantes a la pareja presidencial venezolana para despistar a la prensa. Maduro no ofreció aportes para el desarrollo regional. Su participación se centró en las exigencias para detener lo que considera una maquinaria de guerra estadounidense contra la revolución bolivariana. Acusó a la Embajada de Estados Unidos en Caracas de planear su magnicidio pero no aprovechó ese importante foro para presentar las pruebas.
El tema venezolano
La crisis venezolana fue un asunto importante dentro y fuera de la cumbre y tuvo dos resultados concretos
La crisis venezolana fue un asunto importante dentro y fuera de la cumbre y tuvo dos resultados concretos. La primera fue la presentación de la llamada Declaración de Panamá, en la que 25 expresidentes iberoamericanos exigieron elecciones parlamentarias transparentes y la liberación de los presos políticos. La segunda fue el rechazo de 33 de los 35 países participantes al Decreto Obama, que señaló a Venezuela como una amenaza a la seguridad estadounidense.
Las dos posiciones, que parecieran paradójicas, se llevaron a cabo en dos escenarios diferentes. La Declaración de Panamá es un documento no vinculante que una muestra de la creciente preocupación internacional ante las violaciones de los derechos civiles, políticos y económicos de los venezolanos. Aunque los exjefes de Estado firmantes no tienen poder político, dieron visibilidad a los llamados de Mitxzy Capriles de Ledezma y Lilian Tintori, esposas del dirigente opositor Leopoldo López y el alcalde Antonio Ledezma, ambos presos en una cárcel militar por el gobierno venezolano.
Los jefes de Estado del continente optaron por no inmiscuirse en la situación interna de Venezuela, pero aprovecharon el Decreto Obama para dejar claro que no tolerarán medidas unilaterales que propicien el intervencionismo de Estados Unidos en la región. Castro señaló que ha sido el peor error político cometido por el presidente estadounidense en su política hacia América Latina. Y posiblemente sea cierto, porque si la intención estadounidense fue condenar y debilitar al gobierno bolivariano, lo que logró fue fortalecer su legitimidad continental.
En el ciberespacio circularon duras críticas por las fotografías de miembros de la delegación venezolana comprando a manos llenas en lujosos centros comerciales o disfrutando en los costosos restaurantes del Casco Viejo, pocas horas después del anuncio del nuevo recorte del cupo de adquisición de divisas para viajeros en Venezuela
Los sonoros cacerolazos protagonizados por los inmigrantes venezolanos frente al Centro de Convenciones de Atlapa mostraron a los panameños el rechazo de un sector de la población hacia Maduro y la magnitud del éxodo. Nadie sabe cuántos venezolanos viven en Panamá, pero son muchos y la cifra aumenta diariamente.
Ahora le toca a Perú
Los pactos concretados en Panamá y la disposición de Estados Unidos de transformarse de un explotador a un aliado comercial podrían ser cruciales para mantener a flote a una región que detuvo su crecimiento y camina hacia la recesión.
Los líderes latinoamericanos tendrán que dejar a un lado sus complejos y asumir el desafío de reacomodar sus piezas para aprovechar las ventajas de este nuevo orden. El paso nunca dado de pasar de exportadores de recursos naturales a productores de valor quizá sea la clave.
Habrá que esperar la próxima reunión en Perú, que le tocará organizar la VIII Cumbre de las Américas 2019, para evaluar primeros aciertos y fracasos de esta nueva era. Serán 4 años cruciales para mantener el bienestar en países como Panamá que se mantienen en la senda de crecimiento y evitar la debacle en naciones con contracción económica y descontento social como Brasil, Argentina y Venezuela.