La designación de José Ángel Salazar como el titular de la Orquesta Sinfónica Regional Juvenil del Estado Nueva Esparta en mayo, cuando tenía 14 años, puso sobre el tapete el crecimiento que ha tenido la música académica margariteña desde que el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles comenzó a funcionar en la isla en 1994.
Más allá de la proeza del joven porlamarense de convertirse en el director de orquesta más joven del mundo, Salazar es la cara más visible de una nueva generación de músicos nacidos en Margarita, dijo el maestro Felipe Izcaray.
“José Angel es un joven excepcional, que logramos encauzar, un muchacho que metió su energía de genio en esa actividad. Aquí hay mucho talento”, expresó Izcaray, quien regresó de Argentina a petición del maestro José Antonio Abreu para fortalecer en la Isla el sistema venezolano de educación musical e inclusión social que ha sido elogiado y emulado internacionalmente.
La tarea de Izcaray ha sido ardua. “Como isla, Margarita tiene grandes maravillas y grandes problemas inherentes a la insularidad. Aquí no hay una escuela de música formal, no tenemos una sede, no hay un piano de concierto, ni profesor de flauta, ni de contrabajo, vienen cada 15 días desde Caracas a enseñar”, dijo el músico caroreño.
Pero la mística mantiene al “sistema” andando en los núcleos de Porlamar, La Asunción, Juan Griego y Punta de Piedras, dirigidos con tenacidad por Luis Villaroel, Oliver Carvajal, Gustavo Ojeda y Orlando Aguilera. Uno de los responsables de que funcione ese engranaje musical es el maestro Ecberht Lucena, quien arrancó hace 18 años con la labor de hacer germinar el sueño del maestro Abreu en Nueva Esparta.
“Cuando llegué ya existía la Orquesta Sinfónica Juvenil. Eran 13 músicos que luchaban contra carencias extraordinarias. Esas necesidades se fueron llenando y fuimos creciendo poco a poco hasta lo que somos hoy”, relató Lucena.
En la actualidad, unos 1230 niños participan en los cuatro núcleos, desde los 3 hasta los 18 años, en los programas preinfantil, de iniciación musical, de educación especial, en las orquestas infantiles y juveniles. En Margarita también hay un programa para los privados de libertad. El logro más reciente de Lucena fue la creación del sistema coral en el primer trimestre de 2012. “Ya tenemos corales en todos los núcleos”.
Lucena advirtió que en el último año se han desincorporado muchachos del sistema de orquestas por los nuevos horarios integrales de las escuelas nacionales, donde los niños salen de clases a las 4 de la tarde. “Debería haber un convenio con el ministerio de Educación para que los niños puedan asistir a sus ensayos como parte de las materias extracurriculares impartidas en la tarde. Los muchachos han dejado de venir porque tienen que elegir entre la escuela y la orquesta. Eso no debería ser”.
Gracias al abuelo Felipe
Felipe Izcaray es el presidente de la Fundación de Orquestas Sinfónicas y Coros Juveniles e Infantiles del Estado Nueva Esparta. Músico con maestría en dirección coral y doctorado en dirección orquestal en la Universidad de Wisconsin, está volcando la experiencia adquirida en sus 40 años de carrera para apuntalar la música académica insular. Participó en la expansión del “sistema” en los estados Monagas y Mérida, y en la creación de la Orquesta Sinfónica de Salta, en Argentina.
“Siempre me ha gustado trabajar con gente joven, poder experimentar la alegría de ver crecer a otros con lo que uno sabe”. José Angel Salazar le dice cariñosamente “el abuelo Felipe” y le agradece haberlo tomado en serio cuando le dijo que deseaba dirigir. “El está muy interesado en el crecimiento musical aquí en la isla”, aseguró su pupilo.
Amor para los más chiquitos
En las clases de iniciación orquestal que dirige la profesora Celsa Herrera en una casa a la orilla del mar, en la Bahía de Guaraguao de Porlamar, está el semillero musical de Nueva Esparta. Unos 72 niños, entre 3 y 10 años, participan en dos programas: el Acuarela, dirigido a los muchachitos en estado de pobreza extrema que no van a la escuela en las mañanas, y el Preinfantil; donde son bienvenidos todos los pequeños que deseen recibir sus primeras lecciones musicales.
“A los niños les enseñamos música, pero también valores, cómo tratar a sus amigos y familiares en el día a día”, señaló Herrera, nacida en Los Robles, municipio Maneiro, quien a sus 27 años es egresada del conservatorio Simón Bolívar y licenciada en Educación Integral de la Universidad de Oriente.
Herrera relató que su trabajo es de “hormiguita”, porque también tiene que estar pendiente de la salud del niño, de conseguir donaciones para sus útiles escolares, de darle el desayuno a los que llegan a clases con el estómago vacío.
La violista admite que su labor la hace enfrentar realidades muy duras. “Pero el sistema hace que desarrollemos habilidades para superar los problemas. Somos la guía de esos niños. Tenemos que tomarlos de la mano y enseñarles que pueden hacer algo grande si ellos toman la decisión de hacerlo y trabajan para lograrlo”.
Uno de sus alumnos estrella es José Alejandro Fermín Carrasquero, conocido por todos como “Caraota”. Tiene 13 años y vive con su mamá Celia en una invasión a una cuadra del núcleo de Guaraguao. “Tengo dos años tocando violín. Aquí todo el mundo me respeta. Cuando sea grande quiero ser un gran músico, pero también voy a estudiar ingeniería civil, para construirle una casa a mi mamá”.
El joven maestro
José Angel Salazar, quien cumplió 15 años el pasado 16 de septiembre, saluda con una amplia sonrisa a sus compañeros de la Orquesta Sinfónica Regional Juvenil y abraza con picardía a las muchachitas mientras guiña sus ojos verdes. Minutos más tarde, su semblante se transforma y emerge un joven músico que toma con firmeza su batuta y hace observaciones puntuales al trabajo de los ejecutantes.
Piensa que un director de orquesta debe ser un buen mediador y saber solucionar “Mis padres me dicen que tengo esa chispa de liderazgo”. Su secreto para dirigir está en saber escuchar al corazón. “Cuando hay una conexión entre lo que sabes y lo que sientes, entonces vas a escuchar lo que quieres”.
Habla con madurez y serenidad. “Yo no estoy buscando fama ni estrellato para mí. Sólo quiero cumplir las metas que tengo trazadas. En 4 o 5 años quiero que el sistema funcione bien en la isla. Y cuando esté lejos, quiero voltear y ver que en Nueva Esparta hay núcleos en todas partes”, dijo Salazar a ÚN antes de comenzar un ensayo. “Lo que nos pasa a los jóvenes en el sistema es algo milagroso”.
Músicos sin límites
El concertino de la sinfónica juvenil regional se llama Michelle Rosas y nació en Pampatar hace 18 años. Su mamá, Doris Saavedra, lo crió vendiendo café en el Mercado de Conejeros. “La música te enseña a no rendirte, a mirar la vida con pluralidad, a tener compañerismo y disciplina”. Rosas trabaja junto a la profesora Celsa Herrera en el Programa Preinfantil y desde hace un año paga por cuotas los 15.000 bolívares que el costó su violín.
“Lo que al principio era curiosidad, se ha convertido en mi gran pasión”. Rosas cuenta que su abuela Marina Serrano tocaba el violín pero nunca pudo concretar su sueño de hacerlo profesionalmente. Ahora Rosas trabaja junto a la profesora Celsa Herrera en el Programa Preinfantil. “La música te enseña a no rendirte, a mirar la vida con pluralidad, a tener compañerismo y disciplina”. Tiene un año trabajando para pagar su violín, que compró por cuotas por 15.000 bolívares. Agradece a su maestro Santiago Garmendia por su paciencia y por ser un ejemplo a seguir. No conoce la palabra límite. “Quiero llegar a estar entre los grandes y tocar en el Carnagie Hall”.
Ricardo García tiene 16 años y toca la percusión. Es hijo del arquitecto Ricardo García y la promotora cultural Magaly Guedez, coordinadora del Centro de Artes Omar Carreño, aunque deja claro que su puesto en la Orquesta Juvenil lo ganó en una audición. Comenzó tocando violín y hace un año se entregó a su pasión por los ritmos y por la variedad de técnicas de los platillos, bombos y timbales. Aseveró que nunca lo obligaron a seguir ese camino “Me gusta la música, aunque también me encanta la ciencia. Quiero estudiar medicina y seguir paralelamente en la orquesta. Para todo hay tiempo y toda cosa tiene su momento”, dice sonriendo. Cuenta que es un joven como todos, que ve televisión, le gusta el beisbol y montar bicicleta. “Mientras más ocupado estás, mejor te organizas”. García, quien pasó para 5to año de bachillerato, también trabaja lunes, miércoles y viernes como monitor del Ensamble de Educación Especial. “Me gusta trabajar con esos chamos. Algunos tienen Sindrome de Down, Usher, y otras discapacidades. Hay que tener paciencia pero son excelentes. Hay muchachos sordos que tocan muy bien porque sienten la música”.
DATOS
Los niños que ingresan al sistema reciben educación musical gratuita, se les asigna un instrumento y están cubiertos por un seguro médico.
Los niños del programa infantil Acuarela asisten de lunes a sábado al núcleo de Guaraguao para que evitar que se queden deambulando por las calles de Porlamar.
Uno de los músicos académicos más importantes de Venezuela, Inocente Carreño, nació en Porlamar, el 28 de diciembre de 1919, cerca del núcleo de Guaraguao.
El mejor piano que existe en Nueva Esparta es uno de cuarta cola que tiene el Centro de Artes Omar Carreño.
Felipe Izcaray comenzó las reuniones con los músicos Beto Valderrama y Rocky Viscuña para crear el programa Alma Llanera insular, una orquesta con instrumentos regionales.
Eddy Marcano, primer violín de la Sinfónica Simón Bolívar, se crió e inició su carrera musical en Margarita.
Los alumnos avanzados de Nueva Esparta deben viajar a Caracas dos veces al mes para recibir clases de composición o dirección orquestal.
Se está gestionando la construcción de la sede permanente del sistema detrás del Complejo Cultural Cruz Ávila Mujica de Pampatar.
Una de las asignaturas pendientes del sistema en Nueva Esparta es la creación de núcleos en las Islas de Coche y Cubagua.
Gran parte de los 13 jóvenes con los que se inició el sistema en Nueva Esparta en 1994, ahora integran la Orquesta Sinfónica de Nueva Esparta.
(Publicado en Pulso Dominical de Últimas Noticias)