Uno de los efectos más triviales de la caída del puente de Cúpira es la decepción que se llevan los compradores de periódicos en Margarita al llegar al quiosco a las 9 de la mañana y no encontrar ni un ejemplar. Los perseverantes lectores esperan hasta las 11 para no regresar a casa con las manos vacías. La demora en la llegada de la prensa nacional es apenas una muestra de los cientos de bienes producidos en el centro del país y que son trasladados por tierra hasta Puerto La Cruz por la maltrecha Vía a Oriente.

El descalabro del puente de Cúpira fue la gota que derramó el vaso de la paciencia de los empresarios neoespartanos, quienes el viernes de la semana pasada se pronunciaron en emergencia e hicieron un llamado al gobierno central para que resuelva los graves problemas que tiene el transporte de pasajeros y mercancías hacia la isla.

Y es que para llegar a Margarita, hay que echarle corazón. Ahora son 15 horas de tortuosa carretera y luego encomendarse a Dios para no pasar muchas otras para atravesar el mar en una embarcación de Conferry, que acapara el 80 por ciento del transporte de vehículos hacia la isla. Desde que pasó a manos del gobierno el año pasado, la empresa naviera ha reducido su capacidad operativa de 6.000 a 4.000 usuarios diarios. Se dice que el problema radica en la falta de mantenimiento en la envejecida flota. Esta temporada ha habido decenas de retrasos y una nave tuvo que ser remolcada a tierra firme minutos después del zarpe.

Los que tienen el dinero para pagar un pasaje aéreo posiblemente no tengan la fortuna de conseguir cupo, pues los vuelos a Margarita están completamente copados hasta el 17 de septiembre, cuando termina la temporada vacacional y comienza oficialmente el año escolar. El presidente de la Cámara de Turismo, José Yapur, explicó que las aerolíneas han aumentado el número de pasajeros que trasladan a diario a la isla pero la expansión es insuficiente.

La incapacidad de Conferry de mantener la cantidad de pasajeros que transportaba el año pasado y el crecimiento de la población que reside en Margarita ha ejercido una fuerte presión sobre los medios de transporte. Yapur calculó que para satisfacer la demanda se necesitan 1.000 cupos adicionales a las 5.000 personas que viajan diariamente por vía aérea. La dificultad está en la lentitud del gobierno central en otorgar permisos aeronáuticos y en la imposibilidad de ajustar todos los vuelos en horarios diurnos, ya que los pasajeros evitan a toda costa viajar de noche para resguardar su vida una vez que salen de los aeropuertos.

Esta semana, los supermercados continúan llenos de mercancía porque trabajan con existencias de hasta 45 días. El problema es que si las dificultades de transporte se prolongan, los precios de los productos se dispararán por las nubes. Y los platos rotos los terminarán pagando los consumidores margariteños.

Margarita está radiante en agosto. Los hoteles tienen habitaciones vacías y esperan a los visitantes con los brazos abiertos. Los restaurantes ofrecen variados menús donde protagonizan el pescado, y los platos a base de ají.  Los que vivimos aquí estamos cumpliendo con nuestra parte. Faltan buenas carreteras, ferrys renovados y suficientes aviones para traer a los turistas a disfrutar de las hermosas playas y el carácter amable de la gente de Nueva Esparta.

(Publicado en Código Venezuela)