Yeison Rodríguez: el chivo expiatorio de las protestas del 2017

A Yeison Rodríguez lo conocían como el “aguatero” porque se ganaba la vida vendiendo agua mineral en las manifestaciones de 2017. Pero para el gobierno de Venezuela es el líder de una organización terrorista que pretendía tumbar al presidente Nicolás Maduro.

“En el Sebin hay varios presos políticos que son indigentes. Poco se sabe de ellos. También hay casos como el de Yeison Rodríguez, un joven de 20 años que vendía agua en las protestas que se desarrollaron en Caracas entre abril y julio, y que fue detenido por conocer a un grupo de manifestantes que solían enfrentarse a la Guardia Nacional con escudos y cascos, conocidos como “La Resistencia”, escribió la periodista Patricia Marcano al reconstruir su historia en un reportaje para el portal investigativo Armando Info en diciembre de 2017.

Más que una detención, lo de Yeison fue un secuestro. Cuatro hombres lo montaron a la fuerza en un vehículo cuando salía del funeral de Neomar Lander, un adolescente asesinado por las fuerzas de seguridad cuando una bomba lacrimógena le golpeó mortalmente en el pecho.

Yeison fue llevado a la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebín) en El Helicoide, un edificio inconcluso de forma caprichosa que fue diseñado como  un moderno centro comercial al final de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez y que desde 1984 tiene la dudosa reputación de albergar a la policía política.

Una de las tragedias de los presos políticos en Venezuela es que se les viola la presunción de inocencia si algún día su caso llega a juicio. Antes de su audiencia de presentación en los tribunales, Yeison fue acusado  por el director del Sebin, Gustavo González López, de ser el cabecilla de un grupo terrorista.

Yeison es un muchacho humilde de Santa Lucía, un pueblo a unos 60 kilómetros al sureste de Caracas. Fue abandonado por sus padres y criado por su abuela y su tía. La abuelita de Yeison dejó de visitarlo en el Helicoide tras caer en cama por una fractura en una pierna.

Su único apoyo es su tía María, quien le lleva los alimentos que logra conseguir y ha denunciado en varias oportunidades las irregularidades procesales del caso de su sobrino.

Larga espera

Ha transcurrido un año desde la detención de Yeison y nada ha cambiado. Yeison sigue esperado en el Helicoide por su audiencia preliminar.

Defensores de derechos humanos conocedores de la situación de los presos del Helicoide aseguran que Yeison no tiene militancia política y que el día de su detención lo que quería era aprovechar la conglomeración de gente en las calles para vender las botellas de agua mineral que nadie le compraba en su pueblo.

Desde que su abuela cayó enferma, sólo lo visita su tía María Rodríguez, quien ha llamado a la reflexión a Maduro para atender el caso de Yeison.

“A mi sobrino lo han llamado no sé cuántas veces a los tribunales y nunca lo han querido pasar. Tengo las boletas. Son tantas veces. La semana pasada también tenían que llevarlo y no lo han llevado”, dijo Rodríguez a Efecto Cocuyo.

Rodríguez pide justicia pero a Yeison no le llega.

Algunos políticos comenzaron junio con un golpe de suerte. El endurecimiento de las sanciones a los funcionarios del gobierno y el rechazo internacional a las elecciones del pasado 20 de mayo obligaron a Maduro a dar muestras de buena voluntad para oxigenar su delicada situación política.  El primer anuncio sobre la liberación de algunos detenidos lo hizo el vicepresidente de comunicación y cultura Jorge Rodríguez, quien explicó que la llamada Comisión de la Verdad determinó que un grupo de los presos recibiría beneficios procesales.

El Tribunal Supremo de Justicia explicó en su cuenta de Facebook. “Para este grupo de personas, quienes fueron detenidas por distintos hechos violentos ocurridos entre los años 2014 y 2018, fueron dictadas decisiones y otorgadas medidas tales como libertades plenas, medidas cautelares de presentación cada 30 días y prohibición de salida del país, prohibición de dar declaraciones a medios de comunicación y redes sociales, fórmulas alternativas de cumplimiento de pena, entre otras.”

Del grupo de 80 detenidos que hoy están durmiendo en sus casas, sólo 35 eran presos políticos de una lista de casi 400. El gobierno aprovechó el show mediático para soltar a presos comunes, simpatizantes del gobierno y hasta una detenida que había sido acusada de estafa.

Entre los presos políticos beneficiados por las medidas cautelares está el alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos, quien permanecía tras las rejas desde 2014 tras ser acusado de organizar las fuertes protestas que paralizaron su ciudad. El rostro de Ceballos reapareció en mayo en las redes sociales al formar parte de un “motin” en la sede del Sebín, en el que exigían la libertad de los presos políticos con boletas de excarcelación y respeto al debido proceso de los presos comunes. 

Durante el motín en el Sebín, los detenidos lograron enviar grabar videos y enviar mensajes por redes sociales. Uno de ellos fue el misionero estadounidense Joshua Holt, quien fue detenido junto a su esposa en Ciudad Caribia y acusado de espionaje.

Holt fue liberado el 26 de mayo por las presiones del gobierno de Estados Unidos y a la intermediación del gobernador del estado Carabobo, Rafael Lacava, quien aprovechó para alborotar las redes sociales con las imágenes sobre el momento de la liberación.

Entretanto, Yeison sigue preso porque es un hijo de nadie. Su valor de canje es nulo. Sólo le importa a María, quien no ha perdido la esperanza de ver su sobrino libre desde que el gobierno anunció los beneficios procesales para los detenidos . Pero desde el viernes le ha tocado regresar derrotada al terminal de autobuses y dormir a la interperie.

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