El audio del llanto desesperado de una adolescente, las protestas de una comunidad y la decisión de un policía de filtrar una evidencia clave fueron determinantes para que los siete presuntos responsables del feminicidio de Ángela Aguirre se encuentren esperando el juicio tras las rejas.
La última vez que Ángel Aguirre y Yerlis Yaguare vieron a su hija Ángela viva fue el sábado 23 de marzo cuando la llevaron a celebrar el cumpleaños de su amigo José Alberto Cedeño en un club social de Puerto Ordaz, estado Bolívar, en el sur de Venezuela. Tenía 16 años y cursaba el último año de secundaria.
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