Los habitantes de las zonas mineras de Venezuela están acostumbrados a la violencia. Pero la matanza de al menos 28 personas el viernes 4 de marzo cerca de una mina de oro en el selvático estado Bolívar movilizó a los dolientes a trancar el paso de una carretera que va hacia Brasil para denunciar el crimen y exigir al gobierno que le devuelvan a sus muertos.
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