Los panameños están contando los días para la inauguración de la ampliación del Canal de Panamá, un colosal proyecto de ingeniería de 5.250 millones de dólares que requirió el esfuerzo de 30 mil hombres durante siete años para culminarlo.
El nuevo capítulo de la saga del canal interoceánico comenzará el 26 de junio a las 7 a.m. cuando el buque COSCO Shipping Panamá navegue desde el Océano Atlántico hasta el Pacífico por las dos nuevas esclusas que serán bautizadas con los nombres de Agua Clara y Cocolí.
La puesta en marcha de la obra es importante para los panameños porque reafirma la soberanía y el orgullo sobre un paso fluvial de enorme importancia geoestratégica, que estuvo en poder de Estados Unidos hasta 1999.
Los rostros de los trabajadores de la obra son proyectados en pantallas digitales en las principales autopistas de Ciudad de Panamá, mientras que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) apela al sentimiento nacional con una masiva campaña mediática que enaltece la frase “Juntos lo hicimos”.
Ese largo camino por la reconquista del Canal comenzó en 1964, cuando 22 estudiantes panameños fueron asesinados por soldados estadounidenses al ingresar en la zona canalera e izar su bandera en protesta por la explotación americana de los recursos panameños y la prohibición del ingreso de los nacionales a 8 kilómetros del paso de agua.
Cuando finalmente asumieron la administración de la centenaria construcción en los albores del siglo XXI, ya el canal se había hecho pequeño. Así que los panameños aprobaron los planes de expansión en un referéndum convocado en 2006.
Además de la relevancia histórica, otro factor de peso que contribuyó al rápido inicio de las operaciones para ampliar el canal fue el financiero. Aunque el canal construido hace 102 años cerró el 2015 con sólidos ingresos por 2.610 millones de dólares, la nueva etapa permitirá aumentar significativamente el tránsito de buques y las ganancias.
Y es que la tercera línea de navegación, que es mucho más ancha y profunda, permitirá a los gigantescos buques neopanamax la posibilidad de acortar sus tiempos de navegación al tomar un atajo por el Istmo en vez transitar alrededor del continente americano.
“El Canal Ampliado es la obra de infraestructura más importante para el país en los últimos 100 años. Se triplica la capacidad de tránsito de nuestro canal y, por ende, las oportunidades de desarrollo para nuestro país y nuestros hijos”, dijo el líder de la ACP, Jorge L. Quijano.
Una de las opciones actuales de toman los grandes transportistas de mercancía es llevar la carga hasta los puertos de las costas atlántica y pacífica de Panamá y luego trasladar los contenedores por tierra en los ferrocarriles del Panama Canal Railway Company.
Pero ese procedimiento es más lento y costoso. La ACP asegura que para transportar la carga de un buque de 10 mil contenedores se necesitan 18 trenes, 5800 camiones y 570 aviones.
Cómo funciona
No hay nada ordinario en el Canal de Panamá aunque el tránsito lento de enormes buques repletos de contenedores por sus 84 kilómetros de agua sin turbulencias pudiera parecer aburrido a simple vista.
Uno de los principales protagonistas de esta historia es el lago Gatún, un reservorio artificial de agua dulce de 435 kilómetros cuadrados y que comunica el canal que nace en el Océano Pacífico, por el sureste, a un costado de la capital, con el canal que se abre al Mar Caribe, por el norte, a pocos kilómetros de la Ciudad de Colón.
Las segundas protagonistas del cuento canalero son las esclusas, que son unas complejas estructuras hidráulicas de 4,4 millones de metros cúbicos de hormigón y que en realidad funcionan como ascensores para que los barcos puedan transitar por los desniveles en la superficie del agua.
Las nuevas esclusas tienen 427 metros de largo (el equivalente a un edificio de 90 pisos) por 55 metros de ancho y 18,3 metros de profundidad. Para su correcto funcionamiento fueron instaladas 16 nuevas compuertas cuyo peso varía entre 2.100 toneladas y 4.200 toneladas cada una.
Estas enormes estructuras permiten “nivelar” los 26 metros de diferencia entre los canales y el Lago Gatún, con el objetivo de permitir el paso de los enormes buques neopanamax, que ya transportan el 45% de la carga del mundo.
Un dato interesante es que los capitanes de los buques no están autorizados a navegar por el canal. La APC entrenó a 289 pilotos y 150 capitanes panameños en ejercicios reales, en pequeños busques construidos a escala y en un centro de simulación, que serán los encargados de guiar el timón en las 8 horas de la travesía.
Problemas
Pero no todo ha sido color de rosas en la ampliación del canal cuya apertura se planificó inicialmente el 2014, el año en que la construcción original celebró sus primeros 100 años.
Una serie de luchas entre el consorcio constructor Grupos Unidos por el Canal (GUPC), el gobierno panameño y líderes sindicales retrasaron más de dos años la conclusión del proyecto.
Uno de los reveses más comentados por los panameños ocurrió en septiembre de 2015, cuando por las redes sociales circularon videos de filtraciones agua en una de las esclusas recién construidas.
Los contratistas aseguran que los retrasos le han costado más de 2 mil millones de dólares, mientras que la Autoridad del Canal de Panamá insiste en que los problemas han sido responsabilidad de las constructoras y los panameños no tienen por qué pagar su ineficiencia.
La última palabra sobre quién asumirá los costos adicionales la tendrá un arbitraje internacional en la ciudad estadounidense de Miami.
CURIOSIDADES
Mientas los ingenieros dinamitaban las orillas del canal para construir la tercera línea, científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales se dedicaban a documentar las evidencias que quedaban al descubierto sobre los movimientos tectónicos que unieron a América del Norte y América del Sur en el Istmo panameño.
Uno de los descubrimientos más importantes fueron siete dientes fósiles de un mono que vivió en el área hace 21 millones de años. El hallazgo del Panamacebus transitus revela que los mamíferos migraron desde el sur hacia el norte del continente mucho antes de los 3,5 millones de años calculados inicialmente por los paleontólogos.
“Le pedí a mi jefe un millón de dólares para cavar un hoyo gigante”, comentó Carlos Jaramillo, del Smithsonian “Entonces el pueblo panameño votó para que la Autoridad del Canal de Panamá invirtiera 5.6 mil millones de dólares para ampliar el Canal y revelarnos un gran tesoro que contiene esta nueva especie de mono y muchos otros fósiles.”
Final feliz
Ni los conflictos de intereses ni las dificultades técnicas han detenido la obra. Unas 20 000 personas recibirán pases gratuitos y 1100 medios de comunicación han sido acreditados para presenciar la inauguración de las esclusas de Agua Clara y Cocolí el último domingo de junio.
Pero la mayoría de los panameños seguirán los pormenores por las transmisiones en vivo de la televisión nacional, mientras que otros se congregarán en los puntos de celebración anunciados en las principales ciudades del país.